Para nadie es un secreto que las medidas adoptadas para frenar el ritmo de contagio y propagación del Covid-19 han obligado a que una gran cantidad de empresas cierren sus oficinas temporalmente. Y también a que sus colaboradores realicen las tareas desde casa para poder seguir desarrollando el trabajo de manera segura y con la máxima normalidad posible.
Ahora toca liderar en la distancia. Toca dirigir en un entorno en el que las reuniones presenciales se sustituyen, en todo el territorio nacional, por salas virtuales y videoconferencias.
¿Qué nos depara el futuro del nuevo liderazgo?: la era online y del conocimiento sin límites
Globalización, transformaciones sociales, revolución tecnológica, coyuntura económica y presión regulatoria… Por su alcance y velocidad, los cambios que vivimos nos obligan a prepararnos para afrontar con éxito uno de los periodos –que desde mi punto de vista– traerá los mayores retos en la historia desde la llegada de las telecomunicaciones.
Este contexto requiere, como en ninguna etapa anterior, líderes resilientes, que sepan adaptarse positivamente a las situaciones adversas, con auténtica orientación al cliente, que puedan sacar el máximo partido de las oportunidades y den rápida respuesta a los desafíos.
Hay que rediseñar las claves del liderazgo; profundizando en aspectos como mentalidad global, digital, abierta y colaborativa. Así como nuevas actitudes que generen confianza, afiancen el compromiso y puedan transmitir la cultura ágil y sus nuevos comportamientos corporativos.
¿Qué necesitamos para transitar esta nueva etapa?
Sin duda, nuestra prioridad será tener nuevos líderes capaces de experimentar, de asumir la innovación y la transformación, que estén abiertos a fallos o fracasos, y que se permitan explorar y conocer las oportunidades que ofrecen los nuevos servicios y mercados.
Esta mentalidad y actitud del nuevo líder es precisamente la que inspira, impregna de motivación y persuade a los equipos; en consecuencia, será más fácil alcanzar los objetivos.
Con este nuevo contexto, en necesario reordenar todo. Por eso, este curso te permitirá mejorar tu productividad y tus tiempos de gestión, volver a las bases y a lo conocido, pero también te dará la flexibilidad para afrontar los cambios y adaptarte a ellos.
Te sentirás seguro porque, esta vez, la planificación ya no es a largo plazo; es a corto. Se tratará de testar, observar los resultados, tomar lo bueno y hacer de otra forma lo que salió mal. Nos apalancaremos en los buenos resultados y aprenderemos de los errores para volver a probar con otras acciones. La elección de los pasos a seguir será metódica, pero flexible.